El tiempo pasa inexorable camino de 2023, las distintas organizaciones políticas ya han comenzado a encender (aunque tímidamente) los motores de cara a la carrera electoral.
Nos apresuramos a unas elecciones que a todas luces, serán muy diferentes a las que hemos conocido hasta ahora. Y no por la proliferación de alternativas políticas, sino por lo que ha ocurrido en el presente mandato en el conjunto de las instituciones majoreras.
La pandemia es un factor que ha ralentizado las acciones de los gobiernos, pero también ha supuesto un examen de acción y decisión política imprevisto. Tras este drama social, económico y sanitario, unas instituciones podrán mostrar sus notas de aprobado, en cambio, otras podrían estar todavía buscando argumentos para defender su gestión durante los duros años que hemos vivido. Aun así, el resultado de los próximos comicios electorales no tiene una causa única en la pandemia, pues todas las instituciones del mundo y sus habitantes la han padecido. En Fuerteventura será la inestabilidad política, la falta de gestión, los constantes cambios de gobierno y las pérdidas de inyecciones e inversiones económicas trascendentales, los factores que tendrán muy presentes los votantes en 2023.
Si en las elecciones de 2019 y anteriores, los partidos políticos se conformaban con sumar junto a otros para llegar a la mayoría absoluta marcada en los ayuntamientos y en el Cabildo, en 2023 no será suficiente con esto. Ya no bastará que en la noche electoral se llame a diestro y siniestro para ver si pueden pactar los unos con los otros porque suman ¡en absoluto!
Las distintas organizaciones políticas deben entender que en las próximas elecciones no está en juego la supervivencia de cada una de ellas, lo que está en juego es la credibilidad y estabilidad de las instituciones públicas, se necesitarán pactos garantistas, para cuatro años, y no para que en menos de la mitad del mandato hayan pasado cuatro concejales por una concejalía, o para exponerse nuevamente a perder eventos como el Campeonato del Mundo de Windsurfing y Kiteboarding, una cita de promoción turística mundial que dejaba en el municipio de Pájara millones de euros en ingresos para las grandes empresas, pero también para las pymes. O si no que se lo pregunten al sector del taxi, que en apenas tres semanas podía hacer una caja de varios meses.
En definitiva la lectura es clara: Fuerteventura no se puede permitir otros cuatro años de inestabilidad política, de anuncios constantes de mociones de censuras, cambios de gobiernos y ceses de concejales. Y en esto los políticos somos los responsables. La política es una herramienta pero los responsables de su correcto funcionamiento son los políticos. Y en esto tampoco me escabullo, asumo mi parte de responsabilidad.
Mayo de 2023 es una fecha clave para el devenir político e institucional, no repetir errores y tener altura de miras es la solución. Se lo debemos a la población majorera que se queja y nos critica con razón.