Auguro un final de mandato de fuertes tensiones entre los socios de un pacto cuyo único objetivo estaba fijado en desplazar al anterior presidente
Cuando me tocó afrontar responsabilidades en el Gobierno de la Isla, fui objeto, al igual que el resto de compañeros, de numerosas críticas por parte de los partidos de la oposición, y en bastantes ocasiones alejadas del más mínimo de objetividad. Este hecho cierto no me resulta un impedimento para que en mi caso, trate de mostrar un tono constructivo y objetivo.
Tras el primero año del pacto de Asambleas Municipales de Fuerteventura con Sergio LLoret como su único representante, junto a Coalición Canaria y el Partido Popular, queda constatado que no ha logrado generar confianza e ilusión a Fuerteventura. Ni tampoco ha disipado el verdadero motivo de esa alianza, y que no era otro que desplazar al anterior presidente de la Institución, Blas Acosta, y con él a un gobierno que funcionaba.
La continuidad es la tónica habitual, de hecho, a día de hoy no se conoce con exactitud el contenido programático que anunciaron cuando firmaron el pacto de gobierno. Aunque es justo reconocer que los consejeros y consejeras con responsabilidades de gestión, cada cual a su manera, ha intentado defender sus competencias. El problema se encuentra en la globalidad y en la acción de un gobierno como lo que es, un ente único. Aquí claramente patina, porque la percepción es que hay consejeros y consejeras, pero por mucho que se esfuercen en las apariciones públicas con múltiples fotos, no logran el objetivo de ganarse la credibilidad como gobierno que tanto necesitan. Y menos será cuando las tensiones entre los socios del pacto vayan en aumento.
Otro factor determinante y que está lastrando la acción de gobierno es el acaparamiento de poder por parte del presidente, permitido por Coalición Canaria y por el Partido Popular, pues además de la presidencia ostenta varias consejerías estratégicas y la falta de gestión paraliza el trabajo del resto. Pero de esto es tan responsable el que lo hace como el que lo permite.
Respecto a labor de oposición que he intentado ejercer se ha fundamentado en la objetividad y el tono constructivo. Como ejemplo puedo señalar la gestión realizada para intentar desbloquear importantes inversiones en el Parque Tecnológico, o el apoyo a las acciones en inversión y gestión hidráulica, o a las medidas educativas y formativas. Ha sido un tono constructivo, pero sin perder la firmeza, la dedicación y la determinación, cumpliendo de esta forma con el mandato de Nueva Canarias para el Cabildo de Fuerteventura. La política es cuestión de balances, mentiría si dijera que todo lo que se hace el gobierno insular está mal hecho, pero si nos atenemos al resultado el balance global no arroja un resultado positivo.