Malú, Coco o Akay son algunos de los canes que residen en la perrera municipal de Puerto del Rosario. Alguien los abandonó y ahora esperan a una familia que les abra sus puertas y que se beneficie de su compañía y buen carácter.
Como ellos, hay más de cuarenta ejemplares que conviven en las instalaciones de la perrera municipal que ha visto reducido su espacio de acogida por las obras de ampliación que se están llevando a cabo. Deberían haber finalizado ya pero tendrán una prórroga de 2 meses más.
A las 16 jaulas grandes actuales se sumarán otras 16, además de 9 habitáculos para perros que deban estar solos.
Mientras duran los trabajos, por la falta de espacio, hay otra decena de canes que han sido derivados a una guardería particular. Además, hay que sumar otra quincena más de ejemplares cuyos propietarios han solicitado ayuda a la corporación por no poder hacerse cargo.
Abandono y maltrato
En este contexto la perrera vuelve a vivir momentos críticos y la corporación pide la colaboración de la ciudadanía para evitar el abandono de seres sintientes.
Tras la época de caza suele aumentar la presencia de ejemplares en la perrera, sobre todo podencos desahuciados tras prestar servicios, pero también hay quien deja tirado a quien ha sido un animal de compañía “porque se ha hecho mayor y ya no juega”.
Perros atados que dejan en cualquier lugar, sin comida, sin agua, a pleno sol “y cuando los encontramos, no sabemos cuánto tiempo llevan en esas condiciones”, lamentan Gutiérrez y González, constatando una realidad que evidencia la falta de conciencia en este sentido que lleva al archipiélago a ser “la comunidad autónoma con mayor tasa de abandono”.
A corto plazo, la corporación trabaja por volver a intensificar las adopciones por parte de personas residentes en otros países.
Ha habido adopciones recientes llevadas a cabo por vecinos de Austria, Suiza o, estas mismas navidades, “por parte de una persona que estaba de vacaciones en la Isla, conoció a Lukas y se lo llevó a Alemania”, destacaron.
Objetivo: esterilización en el entorno rural
Las autoridades también abogan por la colaboración con asociaciones protectoras. El año pasado, por primera vez, se sacó una línea de subvenciones que se entregaron a tres asociaciones protectoras de animales.
En 2024, volverán a habilitarse las ayudas pero se afinarán los objetivos para que sean las entidades colaboradoras las que se encarguen de esterilizar a los ejemplares, sobre todo en el entorno rural, donde mayor abandono se produce. “Es una práctica que, como administración, no podemos llevar a cabo pero que es necesaria en la Isla”, advirtió González.
A pesar de las medidas que se articulan para mejorar la situación de la perrera municipal de la capital, la mayor de la Isla, no serán suficientes si no se logra concienciar a la población.
Por eso, se invita a la ciudadanía a dar un paseo virtual por las instalaciones y conocer a sus residentes a través de la 👉 fan page de la perrera municipal.