Fatma Mohmaed y Ihaia Mahfud son dos de los diez y niñas saharauis que disfrutan este verano de unas `Vacaciones en Paz´ en Fuerteventura.
Alejados de los 50 grados centígrados con los que el calor azota los campamentos de Tinduf, donde residen habitualmente, disfrutan en la Isla, sobre todo del agua.
Les encantan el mar y las piscinas, como aseguraban tímidamente en una entrevista en el programa La Voz de Fuerteventura, en Radio Insular, mostrando su fascinación por poder bañarse y jugar entre tanta agua.
Junto a ellos, la madre de acogida de Ihaia, Nora Jordan, que lleva 18 años acogiendo a menores llegados de los campamentos.
Una experiencia muy enriquecedora, aseguraba, porque “son niños y niñas que, a diferencia de los de aquí, saben valorar las cosas”. Recogen sus escasas pertenencias, doblan la ropa y prestan su ayuda en el hogar con una voluntad férrea.
Las familias aprovechan la estancia de los pequeños para someterlos a revisiones médicas. Preferentemente, visitas al dentista y al oftalmólogo, “pues la gente de los campamentos suele desarrollar una especie de tela ocular por el impacto constante del viento del desierto”.
Así lo explicaba Juan Vicente Cabrera, presidente de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Fuerteventura durante la entrevista en la que hizo especial hincapié en los fuertes lazos que vinculan la Isla majorera con el pueblo saharaui.
Cabrera ponía el acento en el éxito del programa Vacaciones en Paz que comenzó en la península en el año 79, en Andalucía, y dos años después ya llegó a Canarias donde rápidamente se consolidó.
El objetivo es que entre 12.000 7 15.000 niños y niñas puedan salir en verano de los campamentos, alejarse del calor extremo, chequear su salud y continuar fortaleciendo el vínculo también con otros países en los que el programa se está desarrollando.
Cabrera explica la situación que se vive en los campamentos tras muchos años de conflicto “olvidado” en una situación geopolítica muy complicada. En 1991 se esperaba la celebración de un referéndum que todavía no ha tenido lugar “mientras se incumplen de forma reiterada, una y otra vez, las resoluciones de la ONU, y no solo con el pueblo saharaui, también lo estamos viendo en Palestina y otros lugares”, lamentó.
El presidente de la asociación majorera que colabora con el programa Vacaciones en Paz alerta de las dificultades para una población que Europa estima en 172.000 personas frente a las 225.000 personas que destaca la República Árabe Saharaui Democrática, recalca.
Personas que reciben asistencia “pero con la guerra de Ucrania, el problema del grano en el mundo, el programa mundial de alimento redujo las raciones diarias de comida al pueblo saharaui de 175.000 a 125.000”. Eso significa, recalcó, que si hacemos las cuentas por la República Democrática “les están dando una ración de comida para dos familias; la canasta básica es arroz, lentejas, cebolla, leche, aceite y poco más, eso es lo que llaman ellos una canasta básica a cada familia, no importa el número de niños o niñas”, recalcó.
A pesar de las dificultades, “impresiona que los niños hasta los ancianos, todos tienen fe en que volverán a su tierra; es su esperanza”, concluyó.
Cabrera también destacó en su intervención la solidaridad del pueblo majorero que posibilita la acogida y el disfrute de estos pequeños que ya han visitado el Ayuntamiento de Puerto del Rosario y el Cabildo. Por delante, un programa divertido que incluye el Baku, Oasis Wildlife y los cochitos de Gambito, colaboradores que posibilitan que las vacaciones sean en paz y divertidas.