domingo. 24.11.2024

El Pleno del Consejo de Patrimonio Histórico de Canarias, reunido en la mañana de hoy viernes, aprobó en base a la ponencia técnica contemplada en el artículo 32.1 de la Ley de Patrimonio Cultural de Canarias, la modificación de la delimitación del entorno de protección del BIC, con categoría de zona arqueológica, «Grabados rupestres de la montaña de Tindaya». El expediente de ampliación será elevado a Consejo de Gobierno para su aprobación definitiva por decreto.

La montaña de Tindaya (La Oliva, Fuerteventura) alberga la que posiblemente sea la mayor concentración de podomorfos del mundo. La presencia de grabados rupestres le valió su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), por lo que cuenta con la máxima figura de protección, aunque solo en la parte superior de la montaña.

En febrero 2020, el Área Insular de Cultura, Patrimonio Histórico del Cabildo de Fuerteventura solicitó a la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias la colaboración para que se realizaran los estudios y la documentación necesaria para que todos los valores de la montaña de Tindaya fueran protegidos, por lo que se llevó a cabo un exhaustivo trabajo de prospección arqueológica, cuyo objetivo principal era “comprobar y verificar la potencialidad arqueológica de la totalidad de la montaña y ver si fuese necesario ampliar los límites del actual BIC y de su entorno de protección, circunscrito a las manifestaciones rupestres de la cima, para acoger nuevos elementos patrimoniales o bien instruir un nuevo expediente de bien de interés cultural para incluir los elementos patrimoniales que en la actualidad no gozan de reconocimiento ni protección.”

Potencialidad patrimonial de la montaña de Tindaya

El trabajo de prospección arqueológica se centró en el estudio de todos aquellos elementos patrimoniales situados fuera de los límites del BIC, acotando este estudio por la base de la montaña. Asimismo, durante la prospección, se registraron todos aquellos elementos que pudieran considerarse de carácter arqueológico y etnográfico, que podían ofrecer una visión global de los usos que el ser humano ha realizado a lo largo de la historia en este espacio.

También se llevó a cabo la topografía de las zonas y elementos identificados, la fotografía aérea de los yacimientos con dron para complementar la topografía y fotografías generales y de detalle, junto a una diagnosis para el conocimiento exhaustivo del grado de conservación y las afecciones reales y potenciales a las que está expuesto el Monumento. Además, contempla en su conjunto y de manera individual todos los yacimientos y elementos arqueológicos presentes en la montaña, incluida su base y entorno adyacente, acompañado de un buen corpus de planos y dibujos arqueológicos que permiten concluir la pertinencia de modificar la actual delimitación del BIC de la montaña de Tindaya.

A partir del análisis realizado de 95 elementos inventariados, se concluye la valoración de la potencialidad patrimonial de la montaña de Tindaya, donde no sólo están presentes los bienes relacionados con el mundo aborigen, concentrados en la cima donde se sitúan los grabados podomorfos y en las dos importantes zonas con presencia de materiales y estructuras de piedras, sino que en toda ella se puede observar la evolución ocurrida en cuanto al aprovechamiento agroganadero de la misma a lo largo de la historia por la población de Tindaya hasta prácticamente la actualidad, generándose elementos y materiales testigos de estos usos posteriores a la conquista, ”proponiendo que se inste a la modificación del BIC actual, circunscrita a los grabados podomorfos y a los rellenos arqueosedimentarios de su entorno».

De esta forma, se contempla a la montaña de Tindaya como un conjunto de valores arqueológicos, etnográficos, paisajísticos, naturales, etc., que vienen a definir en definitiva uno de los elementos más singulares de la cultura canaria.

Cabe resaltar la exhaustividad y el necesario rigor metodológico con el que se han realizado los trabajos de prospección arqueológica, que se manifiesta en la correcta identificación y adscripción cronocultural de los bienes patrimoniales documentados, su registro documental y gráfico, georreferenciación, descripción de las estructuras constructivas y/o arqueosedimentarias constatadas, así como la valoración patrimonial de los bienes, atendiendo en este caso a sus características y estado conservacional.

Aprobada la ampliación de la delimitación BIC de Tindaya "como conjunto de valores"
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