Un gran muelle junto al lado del actual muelle. Así sería el proyecto de ampliación del muelle de Corralejo que el Gobierno de Canarias promueve con una inversión cercana a los 32 millones de euros. Una infraestructura “insostenible e innecesaria”, argumentaron, desde Clean Ocean Project (una de las entidades promotoras) su fundador, Wim Geirmaert, y la project manager, Alejandra Rodríguez, en una entrevista este martes en el programa La Voz de Fuerteventura, en Radio Insular.
Ambos alertaron del impacto que supondría la obra para la biodiversidad marina de la zona y también para la forma de vida de Corralejo.
Una localidad que vive de cara al mar, con una bahía que atrae a miles de surfistas cada año y donde la práctica deportiva genera economía circular. Con las obras, desaparecerían tres olas muy conocidas: Waikiki, Punta Elena y El Muelle, advirtieron.
Por este motivo, han iniciado una campaña informativa, a nivel internacional, dirigida a difundir las consecuencias de llevar a cabo la obra bajo el nombre `Salvar la Bahía de Corralejo´. De momento, se han sumado otros colectivos ecologistas y activistas de Tenerife, Gran Canaria, Lanzarote y la propia Fuerteventura.
También se ha adherido parte de la comunidad científica. Desde el grupo de Biodiversidad, Ecología Marina y Conservación, de la Universidad de La Laguna, se apoya el movimiento social que está en contra de la ampliación del muelle.
Natacha Aguilar explicó que existen numerosos datos científicos que evidencian la importancia biológica de esta zona marina. “Es el área de mayor diversidad de botánica marina de las Islas, también alberga muchas especies protegidas, algunas altamente amenazadas, como el tiburón angelote”.
Según Aguilar, “la construcción del puerto probablemente sería ilegal en Europa dado que afectaría a zonas Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) del corredor de cetáceos”.
También subrayó que “las áreas marinas protegidas deben ser conservadas y que Fuerteventura es una Reserva de la Biosfera que debe ser consecuente con un desarrollo sostenible”.
Rodríguez y Geirmaert, señalaron que la construcción del dique exterior, hacia el norte, dividido en tres tramos que sumarían más de 400 metros de largo y unos cinco metros de altura, según explicaron, “va a matar la riqueza que tenemos”. Es preciso apostar por proteger el territorio y no impulsar grandes proyectos que generan riqueza inmediata solo a unos pocos, subrayaron.
El poder regenerador de las aguas disminuiría con el nuevo dique, la bahía se cerraría y el agua se estancaría provocando una disminución de oxígeno; afectando a la vida marina y, también, generando malos olores. En este punto también consideraron el perjuicio a los pescadores que salen a faenar, la mayoría, a pocas millas de la costa.
El impacto sería importante desde el inicio de las obras, ya que hay una única calle de acceso al puerto y se vería afectado todo el pueblo por el tránsito constante de camiones y humos, recalcaron.
La campaña acaba de dar inicio, ya se ha habilitado una petición en la plataforma Change.org que ha logrado en apenas tres días más de 2.500 firmas.