La resolución de la Consejería de Patrimonio Histórico será publicada en el Boletín Oficial de Canarias (BOC) y notificada a la Dirección General de Patrimonio Cultual, ayuntamientos de la Isla y Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca del Cabildo de Fuerteventura. Se notificará, también, a las asociaciones de ganaderos y al Pleno de la Corporación.
El presidente de la Institución Insular, Sergio Lloret, ha querido destacar “importancia histórica, patrimonial y cultural” que esta tradición ganadera tiene para la Isla de Fuerteventura, “merecedora de reconocimiento y protección”, aseguró, poniendo el foco en los beneficios que la declaración aportarán a la salvaguarda de esta actividad como parte fundamental del sector primario insular.
Según el consejero de Patrimonio Histórico, Rayco León, las apañadas constituyen un elemento etnográfico e identificativo con gran valor para la cultura majorera. Por ello, es necesario articular estrategias que permitan proteger esta tradición y transmitirla a las futuras generaciones. “Su declaración como BIC servirá para dar a esta representación el impulso y el reconocimiento que se merece, además de recibir mayor protección”.
León destaca, además, el apoyo que reciben la ganadería de costa desde la Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca. El consejero de del área de sector primario, David de Vera, explica que este año el Cabildo ha destinado 86.000 euros a apoyar las labores que desarrollan un total de seis asociaciones de la Isla para el mantenimiento de una actividad de la que sólo se conserva un último reducto en Fuerteventura.
Desde el área de sector primario se ha acercado también la ganadería tradicional de costa a los jóvenes de la Isla, que han participado en apañadas para conocer de primera mano esta práctica.
Desde el punto de vista socioeconómico, esta actividad constituyó un medio esencial para el sustento de los antiguos pobladores de la Isla, proveyendo alimento, pieles y derivados que fueron utilizados para el intercambio de productos.
Las apañadas constituyen una tradición ancestral, heredada de los aborígenes. Una práctica que consiste en reunir el ganado de costa diseminado por valles y montañas para reunirlos en corrales con muros altos de piedra seca que reciben el nombre de gambuesa y que se reparten por todo el territorio insular.
En 2022, se encuentran en uso Gambuesa Tablero Vega Vieja en Puerto del Rosario. En el municipio de Antiguas las gambuesas Valle de La Cueva en Antigua, Llanos de Caleta Blanco y la de Pozo Negro; en el municipio de Pájara Gambuesa Rincón del Verodal y Morrito de los Descansaderos; en Betancuria Llanos del Sombrero y Valle de Janey; en Tuineje en Barranco de Majadas Prietas y Las Rositas.
Una vez en la gambuesa, los pastores separan las cabras paridas y las crías, las cabras de ordeño y todas aquellas cuyos dueños quieran retirar de la costa por diferentes motivos. Otras de las tareas realizadas en la gambuesa es la de ‘ahijar’, lo cual consisten en observar qué cría pertenece a cada cabra y por tanto a qué ganadero para ser marcada posteriormente.
La actividad de las apañadas genera a su alrededor una serie de normas, costumbres y creencias que han permitido el desarrollo de la actividad desde tiempos históricos. Además de las mencionadas gambuesas, entre estos elementos se incluye la figura del comisionado de costa, que representa la máxima autoridad de las zonas destinadas al ganado de costa. Existen comisionados en los municipios Pájara, Betancuria, Puerto del Rosario y Tuineje. Antigua cuenta con zona comunal de gran extensión-el 15,8% de su territorio municipal, por lo que cuenta con dos comisionados.
El comisionado de costa organiza las apañadas, convocando a los pastores antes del amanecer para que se sitúen en los puntos convenientes para comenzar esta práctica, que suelen ser cabeceras de barrancos y montañas que delimitan la costa que se va a apañar. Una vez iniciada la apañada, los pastores van cerrando el cerco entre gritos, silbos o con perros, y las cabras se van concentrando hasta introducirse en la gambuesa.
También destacan como elementos etnográficos las marcas de ganado, que se transmiten de generación en generación. Hacia mediados del siglo XVIII se contabilizaron 208 marcas diferentes en Fuerteventura, únicamente en el llamado término de Guise, ya que no existen referencias a las marcas empeladas en el área de Ayose.
Tradicionalmente, el marcaje consistía en una serie de cortes en orejas y cara del animal, siendo sustituido en la actualidad por otros sistemas y dispositivos. La marca de cada ganadero es única para toda la isla, quedando documentada y registrada en cada ayuntamiento a través de un libro de registros que da fe de la propiedad de la misma, denominado libro de marcas.
De entre los elementos materiales utilizados por el pastor en las apañadas es el palo o garrote, también conocido como ‘lata’, el cual permite sortear los terrenos más abruptos facilitando con ello el descenso. Otra de las funcionas de la lata es “atajar” el ganado y “atrapar” a los baifos que tratan de huir. Esta herramienta se elaboraba tradicionalmente con tarajal y actualmente se elaboran con materiales sintéticos más ligeros.
Cabe destacar, también, la función del sombrero, que aparte de proteger del sol, es utilizado por los pastores igualmente para atajar y espantar al ganado que trata de escabullirse.
En la actualidad existen seis asociaciones de cabra de costa majorera, que siguen manteniendo viva esta actividad: Asociación de Ganaderos de Antigua, Asociación de Ganaderos de Punta La Nao (Pájara), Asociación de Ganaderos del Mal Nombre (Pájara), Mancomún de Puerto del Rosario Puipana, Asociación Tradiciones y Costumbres Ganaderas del Mancomún de Betancuria Gamabe y Asociación de Ganaderos de Costa de Tuineje La Cabra Morisca.