El Centro de Interpretación Poblado de la Atalayita reabrirá al público el próximo 15 de enero, tras un proceso de transformación y musealización. La arqueología cobra vida en Fuerteventura con este renovado espacio, así como con la reciente apertura del Museo Arqueológico de Fuerteventura, inaugurado esta misma semana en la Villa Histórica de Betancuria.
Según informa la primera institución insular, tras un "notable" trabajo museográfico y de investigación, la Consejería de Cultura, Patrimonio Histórico y Difusión del Patrimonio Cultural, que dirige Andrés Briansó, logra impulsar este espacio, "uno de los más importantes de la Isla en materia arqueológica".
El poblado majorero La Atalayita, ubicado en el Valle de Pozo Negro, ha sido sometido a una nueva musealización, enfocada al fomento de la arqueología, con el objetivo de "acercar la protección del patrimonio arqueológico a la ciudadanía". Esta reforma ha dado lugar a un laboratorio de arqueología, una nueva área que incluirá un programa educativo específico en esta materia.
El consejero del área, Andrés Briansó, añade además que “en este espacio se iniciará además una nueva investigación, que es necesaria para continuar los trámites administrativos para la creación del primer Parque Arqueológico de la Isla, al que aspira ser el poblado de la Atalayita”.
Los visitantes podrán descubrir la forma de vida de los majos, además de apreciar uno de los yacimientos más importantes de Fuerteventura, no sólo por su valor arqueológico, sino por ser uno de los mejores conservados de toda la Isla.
La Consejería de Cultura, Patrimonio Histórico y Difusión del Patrimonio Cultural agradece el gran trabajo realizado por la empresa Arenisca, a cargo de la experta Rosa López, encargada de la puesta a punto de este nuevo montaje.
El poblado de la Atalayita, habitado antes de producirse la conquista europea en el siglo XV, se encuentra ubicado en el valle de Pozo Negro. Las antiguas viviendas aborígenes se hallan insertas dentro del malpaís que formaron las lavas procedentes de las erupciones de La Caldera de La Laguna y la Caldera de Liria. Sus moradores se las ingeniaron para adaptarse al malpaís y desarrollar todo su hábitat.