Un niño clava la mirada en su bisabuela. Entre ellos se entabla un diálogo que capta la cámara analógica de Paco Ojeda. Son su hijo y su abuela en una fotografía que marca el final de una época y el inicio de veinte años de trabajo en digital.
Es la esencia de la exposición `Estrategias de un equilibrista´ que se desvela en la Sala de Arte Juan Ismael. Comisariada con exquisita sencillez por José Juan Torres que ha sabido captar el hilo conducente de un relato escrito desde las entrañas.
Es la marca de Ojeda, su profunda conexión con un mundo emocional que marca y determina el mensaje. “Es un sufridor de la imagen”, describía Torres en el acto inaugural.
La muestra es, sin duda, un recorrido por la vida emocional de este artista que no se define como tal pero que reivindica ser “una persona que vive el arte”, en toda su dimensión -se podría añadir-. Un `equilibrista´ de la vida en constante búsqueda de una coherencia y una plenitud que requieren de la serena mirada que no siempre está y se continúa persiguiendo.
Un extraordinario trabajo que lega Paco, insistió Torres, y “el cumplimiento de una deuda del arte majorero con esta persona porque siempre ha estado implicado en todo tipo de movimientos y actividades del arte en Fuerteventura; había que hacerle ese reconocimiento”. Así lo manifestaba también el consejero de Cultura del Cabildo insular, Rayco de León, destacando la "profunda implicación de esta familia en la cultura y también directamente con la Sala de Arte".
Mucha piel
Dos estructuras bien diferenciadas montadas en el espacio componen la exposición y descubren “mucha piel abstracta” que desvela una Fuerteventura representada desde muy diferentes perspectivas.
Fotografía y dibujo se entremezclan. “Cuando pinto es como si sacara una fotografía y cuando saco una fotografía es como si pintara un cuadro”, confiesa el autor de una obra de contrastes. Impactantes colores de la tierra vs el blanco y negro de las instantáneas y de los trazos que captan la mirada de muchos majoreros que también representan la piel de Fuerteventura.
Ojeda apenas puede contener la emoción que le produce la exposición. “Yo mismo estoy sorprendido porque ahora veo cosas que me ha sido imposible ver…(José Juan Torres) ha hecho un trabajo espectacular para ver qué es lo que yo quiero contar y él hace de su herramienta el cómo”. Insistió.
La muestra ha supuesto para el artista una descarga emocional y un cierre de ciclo de casi 20 años de trabajo a través de obras emblemáticas.
El autor, autodidacta confeso, vive este momento embargado por una emoción que quiere compartir con Rosy, artista y compañera de vida, que también ha influido “en todo ese cúmulo de consumo cultural que ha ido engordando y que hoy concluye aquí”.
En todo este tiempo la dicotomía presente. Dibujo y pintura o fotografía.. todo ha sido una continua toma de decisiones; es como estar en una cuerda floja “voy por ella, con un vacío enorme, con la inseguridad por querer acertar en la decisión”. Una búsqueda constante del equilibrio vital.
