El Museo Arqueológico de Fuerteventura (MAF) ha finalizado estos días los trabajos de conservación y restauración de ocho piezas de cerámicas aborígenes de la cultura de los mahos, que se encontraban entre sus fondos. La actuación ha permitido alargar la durabilidad de los materiales, que presentaban un alto grado de deterioro, y prepararlos para su manipulación por parte de investigadores y para su futura exhibición en el MAF.
Los trabajos, que llevó a cabo la restauradora de materiales arqueológicos, Sonia Argano, contaron con la financiación de la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias. Las piezas presentaban descohesión, erosión y exfoliación, y la mayoría tenía grietas longitudinales que favorecían que sus paredes se fueran abriendo progresivamente y con ello, que se fueran rajando.
Para los trabajos, el MAF ha planteado únicamente intervenciones de conservación, evitando restauraciones de volumen masivas o con un fin meramente estético. De hecho, sólo se han realizado en aquellos casos en los que existía peligro para la integridad de las cerámicas.
Como resultado de una limpieza en seco, han salido a la luz decoraciones incisas que se encontraban ocultas por la suciedad, así como zonas más oscuras que determinan que se usaron para la cocción de alimentos. Se ha detectado incluso la inscripción de números romanos y el número 1421 en una de las piezas, si bien estos datos requieren de una mayor investigación para aportar conclusiones.
Por otro lado, el Museo Arqueológico de Fuerteventura ha concluido el estudio y organización de los materiales arqueológicos procedentes de la Cueva de Villaverde, que se inició el pasado mes de mayo. Las labores han sido llevadas a cabo por arqueólogos de Arenisca Arqueología y Patrimonio, y han permitido organizar los materiales de las seis campañas desarrolladas en los años 80 en el yacimiento, según año de campaña y tipología. Los arqueólogos han procedido además al embalaje de los materiales, atendiendo a la fragilidad de los mismos, resultando un total de 138 cajas clasificadas según la tipología de los materiales. El análisis de estos materiales se hace a día de hoy desde una óptica integral y un conocimiento mayor del yacimiento y los restos que viene aportando, gracias a las recientes campañas llevadas a cabo desde 2018, financiadas por la Dirección General de Patrimonio Cultural, el Ayuntamiento de La Oliva y el Cabildo de Fuerteventura.
Según explica el consejero de consejero de Cultura y Patrimonio Histórico, Rayco León, ‘tras este trabajo, el material se encuentra ordenado, clasificado y disponible para futuros investigadores, y se convierte en la base fundamental de los próximos estudios que se llevarán a cabo, ya que este yacimiento constituye una de las líneas de investigación marcadas por el Museo Arqueológico de Fuerteventura’.
La cueva, descubierta en 1979, fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 1983 por sus valores arqueológicos. En el interior del tubo volcánico se han hallado numerosos restos materiales (cerámica, huesos animales y herramientas de piedra), procedentes de la época en la que los mahos la ocuparon, desde el siglo IV hasta el siglo XIII.