La cueva de Villaverde (BIC) es un tubo volcánico con abundantes vestigios del pasado descubierto en 1979 que arrojó importantes hipótesis sobre la prehistoria de la isla, pero que luego cayó en el olvido, cuando se cerró en 1988. Desde entonces no se había realizado ninguna actuación hasta que en 2018, después de cuarenta años, se inicia un proyecto de recuperación del enclave con la financiación de la Dirección General de Patrimonio Cultural, en colaboración con el Cabildo Insular de Fuerteventura y el Ayuntamiento de La Oliva..
Hoy, la directora general de Patrimonio Cultural del Gobierno, Nona Perera, dio a conocer los detalles y objetivos de la nueva campaña arqueológica, acompañada por Rayco León, consejero de Cultura, Patrimonio Histórico e Innovación, Fiamma Guerra, concejala de Cultura del Ayuntamiento de La Oliva, y Rosa López, arqueóloga y directora del proyecto.
Perera destacó la gran importancia de este yacimiento para la investigación: “Está dando una información muy valiosa del pasado. En esta campaña los principales esfuerzos se realizan en el exterior de la cueva, en donde han aparecido semillas de cereales, por lo que es nececesario conocer cómo se las ingenió la población aborigen, teniendo en cuenta la cota en la que se encuentra la entrada de la cueva y las estructuras arquitectónicas del exterior en poco espacio. También, porque la cronología que se evidencia en el exterior demuestra que fue ocupado al mismo tiempo que el interior”. Por su parte, Rayco León, consejero de Cultura, Patrimonio Histórico, destacó “el potencial que tiene la cueva como cápsula del tiempo que aporta información sobre los primeros habitantes de la Isla y por sus condiciones como lugar para la difusión del patrimonio”.
Según Rosa López, directora del proyecto de investigación de la Cueva de Villaverde, es importante no solo pensar en la cueva sino en su conjunto y como parte de un poblado hoy desaparecido. “Fuera del tubo hay estructuras anexas, que formaron parte de ese poblado y que actúan como una especie de vestíbulo donde se practicaban actividades cotidianas. Podemos decir que la riqueza patrimonial queda más que demostrada, ya que se ha comprobado la existencia en el exterior de estructuras de muros potentes, de un poblado de entidad.
Se contemplan estos trabajos en el exterior de la cueva, una vez observados durante estos años los momentos de ocupación más señeros del exterior del yacimiento, planteando una excavación en extensión de la zona, considerada por el equipo de investigación, ocupada por el asentamiento, para tener una visión amplia y global. En la zona de mayor concentración de estructuras en torno a la entrada de la cueva se plantearán actuaciones puntuales, como el levantamiento de estructuras y sondeos para esclarecer cuestiones muy concretas.
La nueva fase de investigación también prevé trabajos de intervención en el interior del yacimiento, pero ello dependerá de la evolución que tenga la gestión del Ayuntamiento de La Oliva en la eliminación del pozo negro que impide estos trabajos. Al respecto, la concejala de Cultura del Ayuntamiento de La Oliva, Fiamma Guerra, apuntó que “por la situación de crisis sanataria se habían retrasado los trabajos, pero que el Ayuntamiento está trabajando para que se pueda resolver cuanto antes”. Subrayó que “esta investigación es de gran interés para el municipio de La Oliva y la isla”, y anunció “la apuesta de futuro para que la Cueva de Villaverde se convierta en un Centro de Interpretación”.
El equipo de arqueólogos multidisciplinar de Arenisca acometerá la nueva campaña de investigación. Tras su primera intervención en 2018, 2019 y 2020, de amplia repercusión tanto en el ámbito científico como por la divulgación de los trabajos con la ayuda de las nuevas tecnologías, es objeto de la nueva fase de intervención que tiene como fin reconstruir, gracias a la estratigrafía conservada, información acerca de las dinámicas de ocupación y el medio vegetal de los majos en Fuerteventura.
Dado que los resultados obtenidos en la campaña de 2019, en la que fueron documentadas las primeras evidencias de agricultura en la isla de Fuerteventura, se hace imprescindible la continuidad de la intervención arqueológica en el interior del tubo volcánico donde estas semillas presentan mejor estado de preservación. Por tanto, uno de los objetivos es contextualizar y analizar el registro carpológico (semillas y frutos fósiles) y obtener información sobre la actividad agrícola y recolectora de los primeros habitantes de la isla. Esto permitirá, junto al estudio del registro antracológico, reconstruir el medio vegetal y cómo éste fue cambiando a lo largo de los siglos, siendo otro de los objetivos principales del proyecto determinar la procedencia y características de los estratos a través del estudio edafológico y el estudio microestratigráfico, fundamental para caracterizar las dinámicas de ocupación interior.
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