Las viviendas, ubicadas entre las calles Betancuria y Pérez Galdós, las construyó la propia corporación hace trece años, por medio de fondos propios y la participación también privada.
Las casas se vendieron sin problema pero los garajes, 38 plazas, no salieron a la venta. Tampoco un local que la corporación utiliza habitualmente para guardar distintos enseres y diez trasteros más.
Desde entonces, a pesar de ser el titular de los espacios, el Consistorio no ha pagado ningún recibo de comunidad ni participa en los gastos de luz que ocasiona.
Tras varias reuniones con la alcaldesa, Esther Hernández, para llegar a un acuerdo que permitiera saldar la deuda contraída por la administración local con la comunidad de vecinos, e instar a la corporación a ofrecer a los propietarios de las casas, las plazas de garaje, la regidora, entiende que la deuda exigida no se corresponde con la real y, además, aboga por una subasta pública, en la que pueda participar el conjunto de la ciudadanía y no únicamente los vecinos y vecinas de las 40 viviendas.
En aras de un consenso, los vecinos propusieron a la alcaldesa negociar una cantidad alternativa como abono de la deuda. Sin embargo, ante la escasez de aparcamiento en la zona alta, los residentes solicitan que se les de prioridad en el acceso a las plazas de garaje que, desde el inicio, debieron de venderse con las viviendas. Las plazas que queden libres “que se pongan a disposición pública”, recalcan.
Sin embargo, después de tres reuniones en tres años, y a la espera de un nuevo encuentro tras el pasado verano, los vecinos y vecinas de las 40 viviendas denuncian que “el Ayuntamiento no hace más que dar largas” y los garajes “siguen estando cerrados”.
“Llevamos tres años tras la alcaldesa para llegar a una solución que afecta a 40 familias pero, se ve, que no tiene tiempo para atender a sus vecinos mientras se centra en organizar fiestas y otros actos similares”, lamentan.