El martes 14 de diciembre acudí a la sucursal que el banco tiene en la localidad de CAleta de Fuste, en la calle Franchy Roca. Tenía que ir a reponer mi firma que, por error del banco, habían retirado de un cuenta que gestiono por mi trabajo. Soy abogada.
Por motivos que no son trascendentes, tuve que llevar hoy conmigo a mi perro, un mestizo mediano, limpio, censado, vacunado y tranquilo. Y evidentemente, atado.
Pasada una larga espera de media hora en la calle, entré en el establecimiento con mi perro atado. Una joven señorita, sentada en su mesa, me hizo aspavientos para que me fuera señalando al can, mientras negaba con la cabeza. Pregunté, ¿no puedo entrar? Y sin mediar palabra, siguió negando con la cabeza y haciendo aspavientos. Volví a preguntar, ¿porqué? Y aún sin responder, la joven señorita continuó con sus gestos. Re-pregunté, ¿porqué? He entrado más veces con el perro sin objeciones. Ni media palabra respondió y sus gesticulaciones llegaban al paroxismo. Así que como se negaba a hablar, le indiqué mi nombre María Teresa Bautista Garrastazu y les pedí que me avisaran cuando tuvieran a bien recibirme para enmendar su error bancario.
Me fuí del banco porque me echaron por llevar a mi perro atado. Mi carta abierta al banco es una queja por esto.
La presencia de los animales de compañía hoy en día está permitida en muchos establecimientos. En esa sucursal no había ningún cartel de “Prohibido el acceso con animales”. De hecho, antes de ir a esa sucursal estuve en la Notaría de Caleta de Fuste y ninguna objeción se hizo a su presencia. Y en numerosas veces he ido a sucursales de otros bancos y jamás ha puesto nadie mala cara ni, por supuesto, me han echado como si fuera una apestada.
El Banco de Santander, por tanto, carece de la mínima empatía hacia los animales. No voy a poner el ejemplo de otros países europeos donde la presencia de los canes está absolutamente normalizada e incluso bien recibida, sino que me voy a remitir a empresas españolas donde también se sigue esta política, adaptada a la realidad social.
Hay más perros que niños; guste o no guste, es la realidad. El Estatuto de Autonomía de Canarias es el único de España que reconoce a los animales como seres dotados de sensibilidad, y la reciente modificación del Código Civil deja establecido esto, reconociendo sus derechos como miembros de la familia.
Mientras siga habiendo empresas insensibles donde no se permita el acceso de nuestro perro de familia, no vamos a avanzar en absoluto. Miles de personas trabajamos activamente para que se reconozcan los derechos de los animales, y con ello, el derecho al respeto de aquellos que consideramos a nuestros animales de compañía como parte esencial de nuestra vida. Soy fundadora de la asociación canaria, domiciliada en Fuerteventura, ABOGADOS PRODEFENSA DE LOS ANIMALES PROTA y confieso que me he sentido afrentada. Me han echado, con muy mala educación, haciéndome aspavientos, sin una mínima explicación ni motivo. Los perros y su gente, a la calle.
Actualmente, en España, ZARA, ZARA HOME, PULL&BEAR, MASSIMO DUTTI, BERSHKA, STRADIVARIUS, OYSHO, UTERQÜE, DECATHLON, LEROY MERLÍN, EL CORTE INGLÉS, Etc...centros comerciales de nuestra isla Fuerteventura como Las Palmeras (Corralejo) y Las Rotondas (Puerto del Rosario), así como y bancos como BANKIA, BBVA, BANCO DE SABADELL, LA CAIXA... y en otros he entrado con mi perro sin que hubiera nunca un problema, incluido el Banco de Santander antes de su fusión/absorción con el Banco Popular. Hasta en algunos hospitales se permite su acceso, con las precauciones debidas, claro está.
NO hay ninguna ley que prohíba su admisión, salvo en los lugares donde se elabore, se venda o se almacene comida.
Yo, por mi parte, he enviado una queja a santander_reclamaciones@gruposantander.es Y ánimo a todos a que les envíen un email, censurando su falta de sensibilidad. Y si realmente, por el motivo que fuese, no quisieran la presencia de los canes en su preciado banco, que pongan un cartel fuera, en la puerta de todas las sucursales “se prohíbe el acceso con animales”, para que todos sepamos dónde no debemos ir. Mejor ahorrar en un banco donde no nos traten de ese modo discriminatorio.
Debemos normalizar la presencia de nuestros perros en cualquier lugar, el 26% de españoles que tenemos perros como miembros de nuestra familia no somos unos apestados.
Carta abierta
"El 26% de españoles que tenemos perros como miembros de nuestra familia no somos unos apestados"
María Teresa Bautista Garrastazu
15 de diciembre de 2021, 7:07