Conocida la sentencia que da la razón a Disa y que permitirá a la empresa acometer la canalización de tuberías de combustible en la calle Pescadores de la Hondura, en la ciudad capitalina, los vecinos del centro temen que las cuatro sentencias que restan por hacerse públicas vayan en el mismo sentido y no se recurran.
Es la decisión que ha adoptado el gobierno local y que los vecinos rechazan de plano. “Decir que es una sentencia contundente y que no hace falta ser letrado, es tratarnos de ignorantes”, lamentaban este viernes en una entrevista en Radio Insular el presidente de la asociación de las 90 y 91 Viviendas, Francisco Ruíz Cerpa, y el presidente de comunidades aledañas, Pedro Alonso, que reclaman más comunicación “que nos explique la demanda, que han hecho llegar a los medios de comunicación o que nos la dejen leer, al menos”.
Con evidente malestar, los vecinos continúan instando a las autoridades a que se sienten a negociar con DISA “es lo que siempre pedimos los vecinos, los juicios los hacen ustedes..qué han hecho en este año y medio”, cuestionaron.
La corporación, insistieron, ni siquiera ha tenido en cuenta las firmas de 700 vecinos y vecinas de Puerto que piden evitar las obras y que fueron presentadas a mediados de este mes. “Hay concejales que están gobernando con menos votos”, recalcaron. Así, lamentaron que los partidos políticos “nos han utilizado por los votos… los que antes nos defendían y ahora están en el poder, ya no nos apoyan”.
Ahora al parecer, destacaron, hay ediles que ni siquiera conocen el mal estado de los pilares de las 90 y 91 viviendas. A estas últimas, hay que añadir los desperfectos ocasionados tras la rehabilitación del edificio que ha dejado goteras en las azoteas, cables colgando y balcones cuya seguridad ponen en tela de juicio.
Un estado de deterioro que no saben si resistirá los embates de las obras que quieren evitar. “El sr. Alcalde podrá cargarse en su conciencia que se caiga un edificio abajo y mate a una persona pero los vecinos no”, recalcaron.
Incluso la edil Peña Armas, integrante del equipo de gobierno, reconocía de forma pública que las viviendas no están para habitar. “Es una barbaridad lo que dijo pero, si cree eso, cómo es que no se parte el alma para evitar las obras”, cuestionaron.
A pesar de reconocer que “nos han dado por muertos, como que las canalizaciones van a pasar sí o sí”, los vecinos no quieren perder la esperanza de que la situación se pueda solucionar y urgen al alcalde, Juan Jiménez, a sentarse con Disa y a negociar una posible alternativa.