Se llamaba Toto y pronto iba a cumplir cinco años. Sin embargo, el pasado 25 de octubre, un desalmado se acercó a la finca en la que residía en Antigua junto a su familia y le disparó con una escopeta de balines.
Al mediodía, cuando sus dueños llegaron a casa se encontraron con el perro tendido. Apenas podía mover la cola. Tras inspeccionar al animal para ver la causa de su estado, encontraron un pequeño orificio en la piel y lo llevaron rápidamente a la clínica veterinaria.
Allí les advirtieron de que Toto había recibido el disparo de una escopeta de balines y trataron de operarle de urgencia. Pero ya era tarde y Toto murió ante la mirada de una familia consternada por la pérdida de este ser querido y la incredulidad por las circunstancias que rodearon la muerte.
La ausencia del amigo fiel que cuidaba la casa y daba calor al hogar, se siente todavía de forma intensa. Los tres gatos y la pequeña perrita que viven en la finca esperan la llegada del can y Fran no sabe cómo aliviar a su hijo el dolor por esta pérdida para la que no encuentra explicación.
De momento, la familia ha interpuesto denuncia ante la Guardia Civil y el SEPRONA para tratar de encontrar al culpable o culpables de este asesinato.
De forma paralela, también quieren visibilizar esta pérdida para advertir sobre el peligro de las escopetas o pistolas de balines, “son armas que en las manos equivocadas pueden hacer mucho daño”, recalca Fran en La Voz de Fuerteventura.
En este caso, han provocado la muerte de Toto y un sufrimiento inmenso a una familia. Un sufrimiento que no se debería volver a repetir.