`Que el alimento sea la medicina y la medicina sea el alimento´. Es el lema por el que trabaja la asociación Vitalis Fuerteventura que se dedica a recuperar granos centenarios, según explicó en una entrevista en Radio Insular el vicepresidente de la entidad, Carlos Chiara.
Especialmente preocupado por la calidad de los productos que componen nuestra dieta, desveló que en este momento, “el 70% de los alimentos está genéticamente modificado, lo que comúnmente se llaman transgénicos”.
Advirtió de que no todos los transgénicos son iguales e hizo especial hincapié en que, “especialmente grave es el caso de la soja, el millo, el algodón, y ahora están haciendo trigo transgénico”.
Con una dilatada experiencia en este campo, Chiara explicó cómo, por ejemplo a la soja, se le aplicó la ingeniería genética para incorporar dentro de su germoplasma una molécula del insecticida glifosato, de la compañía Monsanto.
El procedimiento fue al principio muy valorado porque suponía una reducción importante en los costes de su producción ya que el herbicida eliminaba las “malas hierbas” y ayudaba a proteger los cultivos de soja que se veía libre de patógenos externos.
De esta manera, se comercializó la primera soja transgénica en 1993 y se redujo al 50% el coste de labranza.
Sin embargo, no se tuvo en cuenta el impacto que podría suponer su ingesta en la salud y que “cualquier producto transgénico que ingresa en nuestro organismo activa nuestras defensas, nuestras defensas caen al hacer frente a algo desconocido que viene de fuera y se debilita el sistema inmunológico”.
Han pasado 20 años “y ahora vemos el gran problema que tiene la humanidad con el glifosato”. La candidad de enfermedades como el cáncer, alergias…”más de 15 patologías distintas que han hecho que Monsanto, ahora Bayer, con ese caudal de daños tuviera que pagar más de 8.000 millones de dólares por estragos de Monsanto”.
Pero las cuatro grandes compañías que todavía controlan la producción mundial de estos granos siguen produciendo transgénicos, criticó Chiara. Hoy el 95% de los granos que transitan por el mundo son transgénicos, “el maiz, el trigo, el algodón y la soja tienen en su germoplasma glifosato”, lamentó.
A esto hay que añadir que tras 50 años de agricultura extractiva apenas quedan micronutrientes en la tierra. El ser humano necesita unos 75 minerales en el organismo “y con la alimentación actual no tenemos ni la mitad”.
¿Por qué traemos papas de Israel, de suelos desérticos a los que se agrega químicos si tenemos la mejor tierra del mundo para cultivar? , se preguntó. “Estamos trayendo transgénicos a una Isla donde no deberíamos tener ni un solo gramo de transgénicos”.
Chiara y los miembros de Vitalis están haciendo un esfuerzo importante para que se apueste, de forma decidida, por impulsar el sector primario majorero y aprovechar las gavias y campos de la Isla “porque los minerales que tenemos aquí no existen en otras partes del mundo”.
Tenemos el privilegio de tener las mejores tierras del mundo, recalcó, y, sin embargo, consumimos productos que llegan de otras partes que están a 15.000 kilómetros por mar y que proceden de superficies agrícolas prácticamente agotadas, denunció.
Girasoles de récord
Como ejemplo, los girasoles de la finca, en Guisguey, con un capítulo muy superior al establecido como récord Guiness y que se quedaron fuera de batirlo por el excesivo coste, unos 10.000 euros, que suponía su valoración por parte de la organización.
Una finca donde también se cultiva “una forrajera maravillosa que rinde 300 veces más que la alfalfa” y que no se está teniendo en cuenta a la hora de lanzar un plan forrajero que ayude a paliar el incremento en el coste que ha experimentado la alimentación para el ganado.
Por el contrario, hay máquinas compradas hace tres años por el Cabildo que no se han usado nunca, criticó, entre ellas una sembradora que podría facilitar las labores de la propia asociación.
Carlos Chiara anunció durante la entrevista, que Vitalis Fundation, organización en la que está integrada la entidad majorera, ha lanzado al mercado un jarabe que todavía no se comercializa en Europa y que está compuesto por 9 moléculas dirigidas a aumentar el sistema inmunológico.