Fuerteventura sigue promocionándose como un destino turístico de calidad, pero la realidad del sector dista mucho de esa imagen ideal. A pesar de los buenos datos de afluencia de visitantes y las cifras millonarias que se anuncian tras cada gran feria internacional, la isla no cuenta con las infraestructuras ni los servicios necesarios para ofrecer una experiencia acorde a las expectativas de los viajeros.
Desde el sector empresarial se advierte que Fuerteventura no está preparada para recibir turismo de calidad, ya que presenta graves carencias en infraestructuras públicas y servicios básicos. Los problemas comienzan desde la llegada de los turistas al aeropuerto, donde la gestión de los flujos de viajeros y la logística presentan deficiencias. En este sentido, se denuncia que los controles de seguridad generan largas esperas, y que incluso los espacios exclusivos como las zonas VIP carecen de una operativa eficiente.
A nivel general, la isla no cuenta con una red de transportes adecuada, lo que dificulta la movilidad de los turistas. Además, los servicios esenciales como el mantenimiento de espacios públicos, la oferta cultural y de ocio, y la limpieza de las zonas turísticas no están a la altura de un destino que aspira a atraer a un perfil de visitante de mayor poder adquisitivo.
El sector hace frente a un "huracán perfecto"
La falta de infraestructuras no es el único problema que enfrenta el sector. La patronal turística describe la situación laboral como un "huracán perfecto", con varios factores que están golpeando a los negocios y dificultando la operativa de hoteles, restaurantes y otros servicios turísticos.
Uno de los principales retos es el elevado absentismo laboral, que oscila entre el 15% y el 20% en los establecimientos hoteleros de la isla. En la mayoría de los casos, las ausencias están relacionadas con bajas por incapacidad temporal, lo que deja a las empresas con menos personal disponible y dificulta la planificación operativa.
A esto se suma la escasez de trabajadores cualificados, ya que el sector turístico se enfrenta a una falta estructural de personal. La situación se ha agravado en los últimos años debido a la crisis de la vivienda, que ha encarecido los alquileres y ha hecho que muchos trabajadores prefieran trasladarse a otros destinos con mejores condiciones habitacionales. La dificultad para encontrar vivienda en la isla no solo afecta a los empleados actuales, sino que desincentiva la llegada de nuevos profesionales al sector.
En este escenario incierto, la reciente aprobación del anteproyecto para reducir la jornada laboral de 40 a 37,5 horas semanales en 2025 sin reducción salarial, añade una capa más de incertidumbre.
Desde el sector empresarial se advierte de que la medida, que debe cumplir con el trámite parlamentario para poder materializarse, podría suponer un impacto para las empresas y una reorganización de horarios que, en un contexto de escasez de trabajadores, resulta “un caos”. De aprobarse, aseguran, las pymes deberán cerrar o reducir su horario de atención al público.
El Gobierno ha aprobado esta medida de forma “violenta”, criticaron, por no contar con la patronal y aseguraron que su implantación supondrá un impacto negativo no solo para el sector turístico “sino que se va a reducir la productividad de todos los sectores”.
Mientras el sector privado alerta sobre la crisis de infraestructuras y la falta de personal, desde las administraciones públicas se sigue poniendo el foco en el crecimiento del turismo. Con cifras que superan los 18 millones de visitantes en Canarias y con una facturación en ascenso, las autoridades defienden que este es el momento oportuno para mejorar las condiciones laborales de los empleados del sector.
Sin embargo, desde la patronal se insiste en que un aumento de los salarios o de los costes laborales no garantizará una mejora en la calidad del servicio si no se resuelven antes los problemas estructurales que afectan al turismo en Fuerteventura.
Aseguran que las empresas canarias no están generando mayores beneficios, por el incremento en los costes de producción y, hacen especial hincapié en que “buena parte de los millones de turistas que vienen a las Islas, no se aloja en establecimientos hoteleros”.
Un caso de salmonelosis “que huele muy mal”
La polémica sobre la capacidad de Fuerteventura para garantizar la calidad de su oferta turística ha cobrado mayor relevancia en los últimos días tras la denuncia publicada en el tabloide británico The Sun. Una turista afirmó que su marido falleció a causa de una salmonelosis contraída en un hotel de la isla.
Desde la patronal turística se cuestiona la veracidad de la acusación, señalando que no se ha clausurado ningún hotel ni se han activado protocolos sanitarios, lo que haría pensar que se trata de una noticia sensacionalista más que de un problema real de seguridad alimentaria.
Además, se recuerda que en 2018 se produjo una gran oleada de denuncias falsas promovidas por abogados británicos, que animaban a los turistas a reclamar compensaciones económicas por supuestas intoxicaciones alimentarias sin pruebas médicas fehacientes. Una práctica que, ASOFUER, confía no se vuelva a extender.
