No es turismofobia
No vengan ahora con ese guineo. En todo caso, lucha de intereses... y aunque alguno se rasgue las vestidura, lucha de clases. Si prefieren conflicto centro periferias.
Para muchísimos, vivir en el territorio insular donde nacimos empieza a considerarse, (por aquellos que elevan el turismo a un derecho universal), un privilegio.
En la Europa donde capitales y personas se mueven con pasmosa libertad, los que por historia, oportunidad o lo que sea tienen más dinero compran, en la periferia de la Europa de los mercaderes, lo que quieran; se instalan donde quieran... gracias a las oportunidades de un mercado apenas regulado y a una supuesta unidad territorial pero con enorme altibajos.
Lo otros “europeos”, los pobres, los nacidos en países menos industriales y más serviciales, colonias de facto, observamos atónitos, cómo el territorio insular es víctima de una OPA agresiva; la capacidad de comprar o alquilar casas para los hijos se evapora y los ahorros de décadas, apenas valen frente al caudal enorme de dinero, en ocasiones sucio, que provienen de ese centro favorecido.
¡No se trata de turismofobia!
Se trata de la ausencia del control en la compra y venta de inmuebles y fincas. De la poca claridad de los registros, notariales, de la opacidad de muchos agentes de la propiedad, de bancos y, por supuestos, de los poseedores de grandes extensiones de territorio que por el arte casi mágico de la política han pasado de serlos de fincas rústicas a lucrosos solares.
Se exige controles de las transacciones con dinero líquido; que, aunque la ley autoriza la compra en efectivo como máximo hasta 1000 euro mucha propiedad se adquiere de otra forma.( Ni siquiera nos resta la capacidad de compensación gracia a la recaudación).
No es fobia al turismo. En todo caso es fobia al tramposo y el abusador. Ni siquiera problema de nacionalidades. Simplemente, asunto de ricos que lo quieren todo y se comportan como tiburones en búsqueda de la costa soleada y la rentabilidad mercantilista.
Canaria es nuestro hogar y no simplemente un territorio abierto a los nómadas informáticos, al teletrabajo desde cualquier pago de Anaga, Teno, Las Tricias o Arteara y a los especuladores.
Haber nacido aquí no es un privilegio. Y menos, para un isleño vivir cerca de la costa.
Me temo que, ahora, mosqueados por la fuerza de las manifestaciones, se aceptará (con fingido regañadientes) un canon turístico de un par de euros al día y nos intentarán convencer que se ha oído al pueblo.
Pero hoy que cumplo años tengo fe en los jóvenes que ya no se tragan las trolas...
Julio Muñiz Padilla.