Estudios indican que existió una única población genéticamente homogénea de hubara canaria

Hubara

Investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) han publicado en la revista internacional The Journal of Wildlife Management un estudio en el que se describen,  por primera vez, las características, estructura y dinámica genéticas de esta subespecie insular de hubara, con el fin de poder diagnosticar su estado de conservación desde un punto de vista genético y determinar qué acciones de manejo y gestión pueden contribuir a mejorarlo.

Se analizaron 263 muestras procedentes de plumas y heces recogidas en tres islas: Lanzarote, Fuerteventura y La Graciosa, lo que supone cerca de un 50% de la población actual estimada de esta subespecie.

La variabilidad genética fue relativamente alta, con valores similares a los de otras especies de la familia de las avutardas. Esto es positivo desde el punto de vista de la conservación, ya que la pérdida de la variabilidad genética es una amenaza para la supervivencia de las especies. También se detectó la presencia de dos unidades genéticas (Lanzarote vs. Fuerteventura-La Graciosa), aun existiendo un elevado flujo génico entre ellas, hecho que pudo corroborarse por la observación de un macho marcado con emisor que voló desde La Graciosa a Fuerteventura, y que se interpretó como un probable movimiento de dispersión natal.

Basándose en estos resultados, los autores sugieren que en el pasado existió en Canarias una única población genéticamente homogénea, de la que podrían haberse diferenciado las dos unidades actuales por deriva genética y efecto fundador en Lanzarote, debido a un acusado cuello de botella a principios del siglo XX, especialmente marcado en esta isla, en la que la población de hubaras llegó al borde de la extinción debido a la caza y al expolio de nidos. Posteriormente, la población de hubaras de Lanzarote se ha recuperado hasta los 450 individuos estimados actualmente, debido a la prohibición de su caza en 1971 y al abandono de muchas zonas agrícolas. Por el contrario, la especie ha seguido disminuyendo en Fuerteventura, donde hoy se encuentra amenazada de extinción, con tan solo cerca de un centenar de individuos. Además, los censos de los últimos 6 años confirman que la productividad juvenil en Fuerteventura es significativamente menor que en Lanzarote, y por debajo del mínimo para la sostenibilidad de la población.

Si se lograra evitar la extinción de las hubaras de Fuerteventura y mantener el flujo génico entre grupos reproductores de las tres islas, la estructura original de una única unidad genética podría recuperarse. Este debe ser, por tanto, uno de los objetivos de manejo y gestión de esta subespecie en Canarias. En concreto, se debe evitar a destrucción y el deterioro del hábitat en toda su área de distribución, mantener la conectividad entre poblaciones, y poner fin a las causas actuales de regresión demográfica, tales como la mortalidad por colisión con tendidos eléctricos y telefónicos aéreos, o por atropellos en carreteras y caminos. En cuanto a Fuerteventura, se debe mejorar la disponibilidad de alimento en verano en esta isla. Con estas medidas, la variabilidad genética actual es probablemente suficiente para que el proceso de homogeneización entre las dos unidades genéticas actuales continúe de forma natural y se pueda recuperar al menos parte de la variabilidad genética perdida en Lanzarote.

Puede descargarse el artículo completo pinchando en el siguiente enlace: https://wildlife.onlinelibrary.wiley.com/doi/epdf/10.1002/jwmg.22342