La comunidad italiana se moviliza contra la marcha del cónsul honorario de la provincia de Las Palmas
La comunidad italiana en las Islas orientales se está movilizando para evitar el cese del cónsul honorario¸ Jose Carlos De Blasio, que atiende a los italianos ubicados en Gran Canaria, Fuerteventura y Lanzarote. Su marcha puede suponer un gran perjuicio para los residentes en la provincia de Las Palmas habituados a contar con su presencia en los asuntos de mayor urgencia.
A la hora de certificar el documento anual que posibilita a los jubilados italianos recibir su pensión, tramitar decesos o “si te roban la documentación, no puedes salir de la isla. En esos casos, el cónsul viene, expide un documento que es oficial y soluciona la situación para que puedas volar”. Una actividad muy dinámica que le lleva a atender a unas 40 personas al día.
Así se expresaban Massimo Testa, uno de los destacados miembros de la comunidad italiana en Fuerteventura y también el portavoz del Comité que defiende la permanencia del cónsul en Gran Canaria, Stefano Dottori, en una entrevista este lunes en Radio Insular donde pusieron de manifiesto la amplia comunidad italiana que reside aquí y el gran malestar que está provocando la noticia.
Fuerteventura sobrepasa los 10.000 residentes registrados y Gran Canaria supera los 29.000 “aunque hay que se estima que son muchos más porque hay bastantes que no se han registrado oficialmente”, según destacaron.
Por eso, intentan evitar la marcha del cónsul honorario, condicionada por la llegada de un cónsul de carrera que se establecerá en Tenerife. Su cese, explican, responde a una ley española que data de principios del siglo XX y que establece que en las comunidades autónomas donde opera un cónsul de carrera no puede operar un cónsul honorario.
Una ley que no tiene en cuenta las singularidades del archipiélago, insistieron, ya que no es lo mismo coger un coche o un tren para desplazarse por la peninsula que hacerlo entre islas. “Para ir de Fuerteventura a Tenerife, hay que coger dos vuelos, con el perjuicio de tiempo y dinero que puede suponer, por ejemplo, para los jubilados, que son muchos”, insistieron.
En estos días, la comunidad se está movilizando y manteniendo encuentros con las autoridades de las Islas para que se dirijan a la Embajada italiana y transmitan la necesidad de mantener al cónsul en su puesto.
En Fuerteventura se han reunido ya con la consejera de Turismo, Jessica de León, y con la alcaldesa de La Oliva, Pilar González, a la espera de poder estar con autoridades del resto de las corporaciones.
Si el cónsul se va, advierten, los residentes italianos se verán abocados a acudir a las autoridades españolas a buscar solución a los problemas, incrementando en buena medida la demanda de atención.