Ana Trujillo: “Con la pandemia vamos a tener empatía con las personas que han sufrido trastornos mentales que no se entendían”
La incertidumbre laboral, la preocupación por la situación sanitaria, la falta de libertad a la que abocan los protocolos de Covid, la inseguridad de un futuro incierto conllevan a dibujar una nueva realidad social. Son muchas las personas que no están pudiendo gestionar de forma adecuada las emociones que perciben en el contexto actual.
De esta manera, incrementa el consumo de antidepresivos, de ansiolíticos, pero también de sustancias estupefacientes y de alcohol. Ingredientes “que anestesian la mente” pero que no mejoran la situación.
Desde la Asociación Majorera de Salud Mental, su presidenta, Ana Trujillo, advierte del peligro que conlleva no prestar atención a este comportamiento, bastante generalizado, y minimizar las repercusiones que en el organismo pueda tener.
Las preocupaciones, los bloqueos, las emociones sin salida…”pueden llevar a que el organismo enferme”, explicó, si no se les presta la debida atención y se da la relevancia que requiere a la salud de la mente.
Por desgracia, “con la pandemia vamos a tener empatía con las personas que han sufrido trastornos mentales que no se entendían”, reflexionó.
El miedo debilita el sistema inmunológico
Los medios de comunicación, los responsables sanitarios, los protocolos de Covid “trasladan constantes mensajes de miedo” que acrecenta el malestar de la población y debilita su sistema inmunológico, denunció. Pero nadie se preocupa de que la gente disponga de recursos para aprender a gestionar mejor sus emociones, entienda la relevancia de una alimentación saludable también para su mente, haga ejercicio… se lamenta.
Por eso, Asomasamen “quiere convertirse en la voz que diga que la salud mental es cosa de todos”, no únicamente de las personas que tienen un diagnóstico.
En esta línea, la asociación ha mantenido encuentros con todos los ayuntamientos de la Isla para pedirles que sigan apoyando los servicios de atención que la entidad presta a más de sesenta usuarios. Hay lista de espera, reconoció Trujillo, y a pesar de la necesidad la falta de fondos hacen peligrar la continuidad de su labor.
También dejarían de expandirse los corazones solidarios con tapones que van conquistando distintos lugares de la isla en una bonita campaña de concienciación que nos ayuda a recordar la importancia de asumir la responsabilidad y el cuidado de nuestra salud mental.