El Palacio de Congresos celebra su décimo aniversario con la Sinfónica de Tenerife
La Sinfónica de Tenerife será la encargada de inaugurar mañana sábado 11 de enero, a las 20:30 horas, en el Palacio de Formación y Congresos de Fuerteventura, una nueva edición del Festival Internacional de Música de Canarias, 10 años después de la inauguración del espacio por otro concierto del Festival.
Horacio Umpiérrez, viceconsejero de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, recuerda que el 8 de enero de 2015 se inauguró el Palacio de Congresos de Fuerteventura con un concierto del Festival de Música. “La isla se incorporó ese día al gran circuito de los grandes conciertos y grandes eventos de Canarias. A partir de ahí, el Festival de Música lo ha incorporado a su programación con grandes orquestas”.
Con el concierto de la Sinfónica del día 11, “pretendemos rememorar ese momento, que ha sido esencial para la vida cultural para la isla de Fuerteventura. Somos receptores de un turismo que viene a la isla para disfrutar de sus paisajes y de los programas culturales que organizamos en espacios como el Palacio, que es la tercera sala de Canarias en volumen destinada a este tipo de actividades”.
Sobre la obra canaria de estreno
Manuel Bonino emplea en ‘Toco tu boca…’ una de las primeras palabras del capítulo VII de Rayuela, de Julio Cortázar, una novela que él mismo confiesa tener como una de sus grandes obsesiones literarias. En ella desvela los lugares y momentos en los que se adentra cada vez que relee este clásico de la literatura, pero sin intención de hacer una adaptación al lenguaje de la música. “No pretendo emular ni trasladar los recursos de Cortázar a una suerte de equivalente musical. En parte, por el respeto que me produce siquiera intentarlo, y en parte por el temor a no ser capaz de lograrlo”, admite.
Manuel Bonino es, de hecho, uno de los compositores españoles más relevantes del panorama actual. Comenzó su formación musical en Las Palmas de Gran Canaria, su ciudad de nacimiento, y más tarde continuó su andadura en Madrid y Alemania, donde forjó un catálogo de lo más diverso en ámbitos como la música sinfónica camerística, la electroacústica o los arreglos de música popular. Tras una fructífera carrera sobre los
escenarios y en el mundo académico, hoy ostenta el título de Catedrático de Composición en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y de Doctor cum laude por la ULPGC. Y, por supuesto, continúa inmerso en el desarrollo de sus propias composiciones, que gozan el privilegio de haberse estrenado en varias de las principales capitales musicales internacionales.
Martin Froest a la batuta (y al clarinete)
De principio a fin, este concierto extraordinario de la Sinfónica de Tenerife estará conducido por Martin Froest, que actualmente ocupa el cargo de director principal en Swedish Chamber Orchestra. Tanto a la batuta como con su instrumento -el clarinete-, se le conoce por buscar constantemente nuevas formas de desafiar y remodelar la música clásica. Prueba de ello son los numerosos conciertos, discos y galardones que acumula tras décadas de carrera musical, entre los que destaca el Premio de Música Léonie Sonning, uno de los más altos honores musicales del mundo.
Tras la interpretación de Toco su boca…, que también estará dirigida por Fröst, el director sueco ejercerá como solista en el Concierto para clarinete en La mayor, de W.A. Mozart, que ocupará la segunda parte del concierto. Esta obra está considerada como una de las cimas orquestales del siglo XVIII, sobre todo por elevar al máximo las posibilidades expresivas del instrumento.
Dividida en tres movimientos, Allegro, Adagio y Rondó, su partitura permite admirar los matices del clarinete en todas sus formas -desde lo melódico a lo sublime-, y con una intensidad emocional que mantiene intacto el espíritu de una obra que ya funcionaba en 1791 y funciona en la actualidad.
Cierra el concierto la Sinfonía nº 40 de W. A. Mozart, en la que Martin Fröst volverá a manejar la batuta en este segmento para deleitar al público de Lanzarote y Fuerteventura con una de las últimas sinfonías del prodigio austriaco. Se trata de una composición que responde a la estructura clasicista (rápido, lento, minueto y rápido), y que muchos expertos califican de urgente en su ritmo y apasionada en su forma.