Ópera Fuerteventura y Gianni Schicchi vuelven a hacer brillar el convento de San Buenaventura
El convento de San Buenaventura, en Betancuria, volvió a vivir anoche una fantástica experiencia operística convirtiéndose, por segundo año consecutivo, en un auditorio a cielo abierto para albergar, en esta ocasión, la obra de Puccini `Gianni Schicchi
Geniales intérpretes como el barítono Antonio Torres y la impecable `brava´ soprano Mireia Dolc, interpretando al propio Gianni y a su hija Lauretta, respectivamente, acompañados de un electo fantástico de solistas y la orquesta bajo la batuta del director Tulio Gagliardo, volvieron a poner en valor el patrimonio histórico majorero, en especial, el de la Villa de Betancuria.
Es precisamente uno de los objetivos marcados por la asociación Ópera Fuerteventura que pronto cumplirá una década de iniciativas encaminadas a difundir esta disciplina entre la sociedad majorera y, además, divulgar e impulsar el valor del patrimonio de Fuerteventura, como defienden el presidente de la entidad, Jonatan Suárez, y el director y alma de la iniciativa, José Concepción.
El año pasado con la puesta en escena de Suor Angélica rompieron las barreras convirtiendo el convento en un innovador escenario de siglos y esta vez, con el gran éxito cosechado anoche, van camino de consolidar una cita obligada en Betancuria con la ópera y las estrellas.
El público combatió el frío reinante con unas mantas que la organización puso a disposición de los asistentes y sobre todo concentrando la atención en las divertidas escenas que se iban desarrollando para tejer esta ópera bufa que combina elementos de drama, intriga y comedia.
La trama dió inicio cuando un hombre rico, Buoso Donati, fallece dejando su herencia al convento, desencadenando así una serie de enredados acontecimientos entre los parientes del difunto que deciden urdir un plan para convertirse en herededos y hacerse con parte del legado. Para ello, cuentan con Gianni Scchichi, un personaje real al igual que Donati, de la Florencia del siglo XIII al que el escritor Dante, en su Divina Comedia, expulsa a los infiernos y que Puccini recupera después.
La obra dejó muy buen sabor de boca entre un público entregado que se convirtió, también, en parte de los “herederos” de Donati, al recibir unas monedas de chocolate, como recuerdo.
Detalles, arte y, sobre todo, mucho corazón destacan la labor de Ópera Fuerteventura que trabaja ya en otros importantes proyectos como la divulgación de la obra de Unamuno en el centenario de su llegada a la Isla.
A lo largo de 2024, promoverá, además, un taller de baile renacentista, con la mirada puesta ya en el último trimestre del año, para llevar a escena El Barbero de Sevilla, en el Palacio de Formación y Congresos de Fuerteventura.