La cueva de Punta Caletones fue usada como espacio para el marisqueo y lugar de enterramiento puntual
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El Cabildo de Fuerteventura presentó este miércoles, día 21 de julio, los resultados de la excavación arqueológica promovida por la Consejería de Patrimonio Histórico en una cueva de Punta Caletones, en el municipio de Betancuria. El consejero del área, Rayco León, y la arqueóloga Rosa López, dieron a conocer todos los detalles de una investigación que ha permitido determinar el uso de la cueva desde el siglo XII-XIII d.C como espacio de procesado de marisco, así como lugar para un posterior enterramiento puntual.
En el acto estuvo presente, además, el resto del equipo encargado de los trabajos, formado por los arqueólogos Tarek Suleiman, Derque Castellano y los bioantropólogos Samuel Cockerill y Elena Sánchez.
Los sondeos se desarrollaron el pasado mes de marzo, con el objetivo de esclarecer la importancia de una cueva en la que, en el año 2017, se encontraron restos humanos de forma casual por parte de los ciudadanos Alejandro Alonso y Yeray García, también presentes en el acto. Como resultado, se localizaron nuevos restos óseos y otros materiales y utensilios de interés arqueológico.
La investigación ha aportado restos de madera en buen estado de conservación, lo que ha podido precisar el comienzo del uso de la cueva en los siglos XII-XIII d.C, concluyendo en un momento aún indeterminado. No fueron encontrados fragmentos cerámicos ni líticos, por lo que se puede deducir que el espacio no fue usado como lugar de hábitat, sino como espacio de marisqueo, concretamente mejillones, un uso que se sucede en el tiempo. Este uso se atribuye incluso a momentos posteriores a la conquista, ya que se hallaron restos de un objeto metálico no identificado.
En lo referente a los materiales, destaca, además, el hallazgo de una cuenta placa y un punzón muy fino, realizado con hueso de ave, algo bastante inusual.
Durante el siglo XVI, la entrada de la cueva fue usada para enterrar a una persona de un modo singular, con un enterramiento atípico que no concuerda ni se acoge a una norma establecida. No es enterrado al modo aborigen en el interior de la cueva, tampoco se acoge a la norma europea de enterrar en iglesias ni se acoge a un enterramiento en cementerio musulmán.
El enterramiento parece ser un hecho puntual, ya que no se documenta en su interior ni en la boca de la cueva resto de más enterramientos, descartando por tanto su uso como cueva funeraria tanto en el periodo aborigen como en momentos posteriores a la conquista.
El estudio bioantropológico indica que se trata de un hombre de 50 a 59 años de 1,75 metros de estatura. Según los biantropólogos, su filiación étnica es por el momento desconocida y será el estudio de su ADN el que arroje luz al respecto.
Muchos de los enterramientos atípicos documentados en Canarias corresponden a enterramiento con violencia. Sin embargo, el individuo documentado no presenta rasgos de violencia alguna. Por otra parte, el estudio dental muestra gran cantidad de infecciones bucales, que se trasladaron a las fosas nasales y de ahí al cráneo, pudiendo ser esta la causa de la muerte del individuo. La arqueóloga ha resaltado que, aunque es la única evidencia de posible muerte, no se pueden descartar otras que se hayan producido y no hayan dejado marca en el esqueleto.