Juan Carlos Placeres:"Postrado en cama, con dolores agudos y cuando llamamos al SCS consideran que no es urgente"
La vida de Ayoze Placeres cambió a raíz de un accidente de moto que lo dejó tetrapléjico. Corría el año 2015 y desde entonces lucha no solo por mejorar la calidad de su existencia, sino también por ejercer sus derechos.
Los primeros años, condenado a una silla de ruedas, logró plena autonomía en su día a día. La única salvedad era poder salir o entrar de su casa a falta de una rampa que, todavía a día de hoy, el Ayuntamiento de Pájara no ha construido; a pesar de las numerosas denuncias y reclamaciones realizadas, sobre todo, por la Asociación majorera de Discapacitados Visuales y Auditivos, ADIVIA.
Pero esto, poco importa en estos momentos en los que la situación de Ayoze se ha complicado notablemente.
Fue intervenido quirúrgicamente en época de Covid para retirarle “unos hierros que no eran los que tenía que tener sino otros que había en el Hospital y que le pusieron en la operación, a vida o muerte”.
Tras la operación, y en plena pandemia, no pudo hacer la rehabilitación pertinente y quedó postrado en cama hace ya dos años.
Sin autonomía, convertido en un dependiente que necesita cuidados permanentes. Precisa ayuda para moverse y evitar las llagas del tiempo entre sábanas, ayuda para alimentarse o asearse; para cumplir con las necesidades básicas.
Pero lo peor son, sin duda, los ataques de dolor que sufre debido a las neuropatías que padece.
Cada azote es una descarga eléctrica en la zona afectada, “como clavarse un destornillador”. Algunas crisis lo dejan, incluso, sin conocimiento debido al extremo dolor….”y cada vez son más habituales, casi diarias….y hay días en los que, incluso, tiene varios episodios”, lamenta Placeres impotente.
Al principio, con cada llamada a los servicios de urgencias, acudían los servicios sanitarios en ambulancia medicalizada para atenderlo, “pero dicen que cuesta mucho”, critica Placeres. Ahora mandan una ambulancia sin médico que llega varias horas después o, incluso, al día siguiente al aviso porque las autoridades sanitarias consideran que la atención a Ayoze durante sus crisis “no es urgente”.
Cuando llegan, además, nada pueden hacer ya que la única salida de la habitación es a través de un vano a 1,40 metros del suelo por lo que se ven imposibilitados para trasladarlo al centro de salud, según explica Juan Carlos Placeres.
En este contexto, hace un mes, la Dirección de área, “en otra actuación supra espectacular decide que en lugar de derivar a Ayoze al Hospital Insular de Las Palmas, porque los costes son elevados -es más importante el dinero que la vida de una persona-, decide traer al médico”.
Es entonces cuando el doctor Méndez constató la necesidad de derivar a Ayoze al Hospital General de Fuerteventura para ayudar, primero, a paliar el dolor y poder hacer las pruebas pertinentes para volver al Hospital Insular, a la unidad medular, “y, como si fuera la operación inicial, enseñarle a moverse en una silla de ruedas”.
Juan Carlos Placeres muestra su agradecimiento al médico, “parece que está moviendo los hilos”, confía.
Mientras tanto, aquí, ya ha pasado un mes desde el informe médico y Ayoze sigue en casa, postrado en cama, y con sus habituales crisis de dolor “sin urgencia”.