Manuel Saavedra, a 200 km por hora y en caída libre
Invidente desde hace más de treinta años, el que fuera director de la ONCE en Fuerteventura, Manolo Saavedra, exprime al máximo su vida y no desaprovecha oportunidad para llevar a cabo nuevas experiencias. El pasado 9 de octubre se lanzaba en paracaídas desde un avión desde una altura de 3.000 metros y a una velocidad de 200 km/hora. Fueron 40 segundos de placer en los que disfrutó plenamente.
Saavedra contaba su experiencia este martes, en una entrevista en Radio Insular, donde confesó que para él no existen, de momento, las palabras `No puedo´.
Desde que le diagnosticaron una enfermedad ocular degenerativa, a la edad de 16 años, fue adaptando su forma de vivir hasta que sus pupilas no volvieron a percibir más luz.
Las dificultades de acceso al mercado laboral lo llevaron entonces a El Aaiún donde sobrevivió como camarero hasta que tres años después volvió a Fuerteventura para montar su propio bar.
Cuando te sientes remunerado, no sientes la discapacidad
En el año 1977 ingresó en la ONCE para vender cupones.
El cambio supuso, reconoció, “poder criar a mis hijos, poder sobrevivir, tener un salario parece que cuando te sientes remunerado no sientes la discapacidad. Eres capaz de hacer cosas, sacar a la familia adelante, de pasear, viajar, capacidad económica para llevar”.
Jubilado ya desde hace varios años, Saavedra no desaprovecha oportunidad para viajar acompañado de Lope, su fiel perro guía y el animal que le permite tener autonomía.
El próximo mes cumple 66 años y se cuida. Acude al gimnasio con regularidad y camina..aunque cada vez con más dificultades por la situación de las calles en Puerto del Rosario.
"Las personas están sordas"
Critica la “discapacidad grande que tienen los técnicos y los políticos porque las leyes en accesibilidad y movilidad están, pero no se cumplen”.
Subrayó que “hacen los disparates que hacen, fastidiar la vida a personas como yo. Yo voy pegado a la pared, y como la botonera no llega a la pared, voy pasando los pasos de peatones y no me entero que existen”.
Sus quejas caen en saco roto porque las personas “no escuchan, están sordas”.
“Todavía no he conducido un avión”
Manolo Saavedra es todo un ejemplo a seguir que anima a la ciudadanía a salir a la calle, a no esconder sus problemas y a aprovechar al máximo cada instante.
Con esta actitud, pocos sueños le quedan por cumplir, reconoce, mientras recuerda: “todavía no he conducido un avión”.
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