Amalia Díez pide ayuda y recursos para atender a un hijo con esquizofrenia

Díez y Trujillo
Esta vecina de Puerto del Rosario con cuatro hijos narra en primera persona el impacto que produce la enfermedad mental en el seno de su familia y pide ayuda para atender a las personas con enfermedades mentales, "los grandes olvidados del sistema de Salud".

“Me encuentro desbordada, no sé adónde ir”. Son las palabras de Amalia Díaz, vecina de Puerto del Rosario y madre de cuatro hijos; dos de ellos diagnosticados con esquizofrenia.

El primero comprende la patología y se medica. Lleva una vida normalizada.

El segundo no reconoce la enfermedad y son demasiadas las temporadas en las que huye de las pastillas. Es cuando se desequilibra a nivel emocional y tiene episodios críticos que obligan al resto de la familia a “aislarse” en alguna zona de la casa, próxima a la puerta.

Amalia cuenta su lucha y su dolor por “no abandonarlo” y, a la vez, proteger al resto de sus hijos, la más pequeña de 9 años, y darles “una vida de calidad”.

Siente con desgarro que tiene que elegir y ya cuenta con una orden de alejamiento de su propio hijo.

Esconde día a día su tristeza en una sonrisa que se va a apagando y es que, está a punto de hacer aguas, como ella misma reconoce en una entrevista este viernes en el programa La Voz de Fuerteventura, en Radio Insular.

Pocos minutos antes de entrar a los estudios, ha recibido la llamada de una vecina que le alerta de que su hijo ya está en la calle, después de pasar varios días en la Unidad de Estancia Breve del Hospital General de Fuerteventura.

Fue conducido hasta allí por varios agentes, después de que Amalia lograra la orden de un juez para internarlo de forma involuntaria. En estos momentos, el joven de 24 años está en la calle, donde duerme y pasa el tiempo; sin recursos, sin manutención. Acompañado de “amigos imaginarios”, como relata su madre, que lo separan de la realidad.

Amalia pide auxilio ante la falta de respuesta.

ASOMASAMEN, NUEVE PERSONAS AL FRENTE DESDE HACE DÉCADAS

A su lado, durante la entrevista, la escucha, con suma atención, Ana Trujillo. Es la presidenta de ASOMASAMEN, la Asociación Majorera que lucha desde hace 22 años para prevenir la salud mental en la Isla y ofrecer recursos a las personas y a las familias afectadas.

Una labor que realizan desde la entidad “porque las administraciones no dan cobertura”, subraya Trujillo, con intensidad. Son 9 las personas que constituyen la Junta Directiva de Asomasamen, 9 personas que lideran la asociación desde hace más de dos décadas y que no encuentran relevo. En todo este tiempo, asumen la responsabilidad del cuidado de sus propios familiares, así como de otros afectados.

A la tremenda carga, se suma el peso de la propia asociación que desarrolla los servicios necesarios para atender a las personas afectadas. Servicios que ningún otro organismo presta en toda la Isla. Y lo hacen sin recompensa. Sin ingresos por su labor y sin el apoyo real, sin una implicación efectiva, de las corporaciones que aprueban líneas de ayuda…que no llegan hasta mediados de año. “Y los servicios, hasta que llegan las ayudas, no se pueden interrumpir”, lamenta Trujillo que vive en primera persona, al igual que el resto de la Junta Directiva, los desvelos por no poder hacer frente a los pagos de nóminas de empleados ni proveedores de servicios en los primeros meses del año.

Aún así, conscientes de que no pueden abandonar a las personas a las que atienden a través de sus diferentes programas, continúan con su labor y se prestan a atender a personas como Amalia y a otras muchas.

Niños y niñas con 6 años de edad y crisis de ansiedad

 

Porque la necesidad no merma sino que se agudiza. La demanda en Salud Mental se ha incrementado en un 50%, explica Trujillo, “y ya tenemos, incluso, niños y niñas con 6 años de edad que están sufriendo crisis de ansiedad”.

La propia sociedad, con la implantación de la tecnología y otros cambios, se está convirtiendo en un entorno más hostil del que debiera. “Se está perdiendo la relación de tú a tú”.

Por eso, Asomasamen impulsa el proyecto EDUSAMEN en los centros educativos de Fuerteventura con el objetivo de trabajar en prevención y ayudar al alumnado a aprender a gestionar sus emociones. Un proyecto que abarca, en un principio, a estudiantes desde los cinco años “aunque ya los profesores de los colegios nos están pidiendo que empecemos desde los tres años”, recalcó Trujillo.

De forma paralela, Asomasamen también lleva una labor reivindicativa pidiendo más psicólogos en atención primaria -que ya han empezado a actuar en los Centros de Salud- y, además, infraestructuras.

Trujillo denuncia que el único piso tutelado, de baja intensidad, del que disponía la asociación estuvo okupado durante tres años en los que la entidad tuvo que sufragar los gastos de agua y luz que consumían los okupas, y también los gastos del abogado para poder proceder al uso de esta vivienda que tan pronto se desocupaba, se volvía a ocupar. Ahora ha pasado a estar bajo la titularidad del Cabildo de Fuerteventura.

Como cuenta pendiente, la Residencia de Salud Mental proyectada en Puerto del Rosario. Una vieja reivindicación de Asomasamen que lleva luchando por ella más de quince años. Una residencia dirigida a dar respuesta a familias como la de Amalia y a muchas otras que sufren, todavía, el estigma de la enfermedad.